Qué significa realmente ser fuerte: Lecciones de “Do Hard Things” y de mi propia vida como coach.

Hiking 2025. Photo credit: SCM

Por mucho tiempo pensé que ser fuerte era ponerme una armadura.
Una coraza invisible que repetía frases como:
“Yo puedo con todo”
“Yo no necesito ayuda”
“A mí no me entran balas”

Y claro, por fuera parecía imparable. Sonrisa puesta, tareas cumplidas, todo bajo control. Pero por dentro estaba agotada. Mi cuerpo me pasaba la factura y mi mente también. Cumplía con todas las obligaciones dentro y fuera de casa, intentando estar en todo, sin darme permiso de mostrar lo que realmente sentía.

Hasta que colapsé. Mi salud se deterioró y mis relaciones también.

El día que decidí sacarme la armadura

Hace tres años tomé una decisión que fue dura, pero liberadora: derribar esa fachada.
Me animé a mostrarme vulnerable.
A decir lo que me gustaba y lo que no.
A poner límites.
A elegir con más consciencia dónde quería estar… y dónde ya no.

Ese fue un antes y un después en mi vida. Un punto de inflexión.

Lo que aprendí con Do Hard Things

Hace poco, al leer Do Hard Things de Steve Magness, recordé todo este proceso. Él también había creído que la fortaleza era resistir el dolor sin quejarse, correr más, aguantar más, callar más.

Pero con el tiempo descubrió que esa supuesta “fortaleza” lo estaba alejando de su mejor versión.

Su aprendizaje —y también el mío— es que:

✦ La fortaleza no es disciplina sin alma, ni miedo disfrazado de control.
✦ La verdadera fuerza aparece cuando aceptamos la incomodidad y aprendemos a navegarla.
✦ La resiliencia no nace de aparentar que todo está bien, sino de atrevernos a ser vulnerables, pedir ayuda y responder con conciencia.

Lo que veo en mí… y en mis clientes

Con mis clientes pasa lo mismo.
Las personas que intentan “aguantarlo todo” terminan drenadas, sin energía ni claridad.
En cambio, quienes se permiten ser humanos, reconocer lo que sienten, decir que no y poner límites, descubren una fortaleza más auténtica, más estable y más poderosa de lo que imaginaban.

La fortaleza mal entendida nos desconecta.
La resiliencia auténtica nos devuelve a lo esencial: vivir alineados con lo que realmente importa.

Te pregunto

☞ ¿En qué parte de tu vida estás aparentando fortaleza, cuando lo que en realidad necesitas es apoyo?
☞ ¿Qué pasaría si empezaras a ver tu vulnerabilidad como una fuente de fuerza?

Yo también estuve ahí. Y si estas preguntas resuenan contigo, quiero que sepas algo: no estás solo/a. Hay otro camino.

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