Vivir los Sin-Cuenta: una celebración auténtica
Yo Celebrando mis 50 en Last Chance Bay-Lake Powell. Photo credit: OSS
Cumplí 50 el 1 de agosto. Ufff.
Y sí: fue espectacular.
No por una fiesta. No por los regalos. Sino porque elegí celebrarlo conmigo misma (y con mi esposo, mis hijos y mi perra 🐾).
Antes de irme de camping en junio, le di varias vueltas a la idea de escribir un post memorable por mis 50. Uno profundo, impactante. Que "marcara". Uno a la altura de los 50, jaja.
Pero un día solté esa expectativa. No quise escribir algo previo, ni durante el día mismo.
Me abrí al proceso. A lo pequeño. A lo real.
Así que hoy, 4 de agosto, aquí estoy, escribiendo con el corazón lleno.
He pasado casi dos meses recorriendo distintos lugares, varios muy remotos, y casi siempre sin internet. (Nota al margen: este país —USA— es desarrollado, sí, pero no tiene cobertura completa. Eso da para otro post...)
Volviendo a mis 50:
Los pasé nadando en un lago, en medio de un cañón impresionante. (No se me ve en la foto, pero estoy ahí... un punto nadando. Si me encuentras, me cuentas. Jajaja.)
A mi alrededor, murallas gigantescas de piedra (150 metros de alto) que muestran capas de más de 200 millones de años. Los geólogos dicen que cada línea corresponde a 100 años. Y una ahí, celebrando 50... "big deal", ¿no?
El ego desaparece en menos de un segundo.
En esa pequeñez, me sentí inmensamente conectada. Como si todo lo que pesa —aunque sea un gramo— desapareciera. Como si lo único importante en ese instante fuera estar, sentir, soltar.
Mi mente en esos momentos simplemente... alucina.
No alcanzan mis neuronas para explicar tanta belleza, tanta vulnerabilidad, tanta complejidad y simpleza a la vez.
Y me reafirmo en esto que vivo y comparto como coach:
Lo memorable no siempre grita. A veces susurra, en voz baja —o en silencio— incluso en lo cotidiano.
Como mujer introvertida, reconecto y recargo estando conmigo misma. Porque, felizmente, mi soledad y yo sí nos llevamos bien :)
Y sí, soy social. Me encanta conectar, compartir, estar con amigos que son parte esencial de mi vida... y con mis clientes, que me enseñan en cada hora que paso con ellos.
Pero si no tuviera esos momentos conmigo, a solas, no podría compartir contigo, ni con nadie.
¿Y tú, cómo reconectas contigo?
¿Cómo recargas tu energía más potente? Esa energía que incluso en los días difíciles te ayuda a ver que siempre hay algo que celebrar:
Un despertar.
Una flor.
Un rayo de sol.
Un pan con mantequilla.
Una sonrisa.
Un paso, aunque sea pequeño.
Un límite que pusiste.
Una conversación honesta.
Porque, si bien cumplir 50 —como en mi caso— es un lindo hito... todos los días son importantes. Está en ti hacer que cada día cuente.
¿Qué fue lo último pequeño que celebraste? Si te animas, mándame un mensaje. Me encantará leerte.
Gracias por estar aquí.